jueves, 23 de abril de 2009

Tal vez ni siquiera me duela.

No se que hacer con mi vida…había recuperado el rumbo, pero lo perdí de nuevo.
Estoy cansada de sentirme así, sola, perdida, cansada y diferente, odio no poder relacionarme normalmente con la gente.
En mi vacío no encuentro palabras que me encaminen al desahogo, no creo en las personas que me rodean, en sus miradas ni en sus huellas.
Veo todo bajo un velo de pesimismo, siento el peso del mar sobre mí, me llena de aire las venas y crea nubes en mis pulmones amarrándome a esta eterna incertidumbre.
En estas líneas y también en las anteriores plasmo toda mi hiedra, esa que cubre mi mente como vil enredadera. De ella emergen los más atroces insectos que pueden habitar el corazón de cualquiera, la perversión de mis sentidos la pudrición de mi destino.
Desholléjame, párteme y quémame, no merezco nada y no soy nadie, así que tal vez ni siquiera me duela.